De niña ignoraba que se podía destruir
lo que aún no se habia construido.
De niña tenia la mania de hacerme la dormida
para que mis padres me llavaran en peso,
o la mania de arriesgar al máximo
con los bordillos de las aceras.
con los bordillos de las aceras.
Tuve la suerte de aprender
que si algo puede salir bien, saldría,
que si algo puede salir bien, saldría,
y que vale mas fracasar por intentar,
que no intentar por fracasar, aprendí
que no intentar por fracasar, aprendí
que mis fuerzas eran desmesuradas,
y que si quería, movía montañas.
y que si quería, movía montañas.
Y aún sigo ahí... viviendo en mi ignorancia.
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